Por: Daniela Arbulú
En una casita del rico barrio de Chorrillos, Sonía Bahamonde nos cuenta cómo la perseverancia y el amor hacia su familia impulsaron el éxito de su negocio. Conoce más de su historia en esta entrevista que nos remontará a los años 80´s.
La idea de colocar una cevichería nació con el fin de darle una mejor calidad de vida a sus hijos. A pesar que Don Freddy no estaba muy de acuerdo. Doña Sonia no paró de trabajar hasta convertir el local en el favorito de muchos políticos y artistas. También, ese reconocimiento viene de la mano de su exquisita sazón.
“Mi madre me enseño los secretos mejores guardados de la cocina marina. El mar es una parte de mi vida porque yo crecí ahí ayudando en un puestito que ofrecía desayuno a los pescadores. Muchos de ellos me aleccionaron para distinguir un buen pescado”, narra Sonía.
La historia empieza en una casa en el corazón de Chorrillos amoblada solo con tres mesitas. Sin pensar que sus primeros clientes serían los socios del Club Regatas, gracias a las recomendaciones de antiguos clientes que habían quedado encantados con la cevichería, pero sobretodo con el carisma de la dueña. “Recuerdo que las personas hacían cola en la misma calle e incluso llegaban por la noche para hacer una reserva para el día siguiente”, cuenta.
El éxito de la cevichería reside en su esencia: la casa del pescador. Comenzó como un local a puerta cerrada. Un rinconcito que por dentro alberga un festival de sabores marinos. “Valoró lo que he construido y ahora mis clientes me identifican por lo que transmita Sonia, la hospitalidad”, comenta.
Amor incondicional
“De toda esta etapa lo que más me satisface es haber crecido de la mano de la persona a quien más amo, mi Freddy. Los dos nos complementamos. Él se convirtió en un gran capitán al lado de mis tíos y traía la pesca. Yo me encargaba de los condimentos.”, dice Sonía.
Ellos estaban destinados a cruzar sus caminos. Freddy abastecía la cocina del negocio de Doña Isabel, la mamá de Sonía. Desde la primera vez que la conoció, el amor llegó a su corazón. Entonces decidió conquistarla con su espíritu emprendedor y una dosis de su alma de poeta
“A veces me molesto cuando se levanta muy temprano para ir a pesar. Luego, pienso que ambos nos hemos enrumbado en esta aventura y debo apoyarlo en todo lo que le traiga felicidad como él a mí”, menciona con un tono de conmoción.
Sale su cevichito
Sonía ofrece manjares para deleitar todo tipo de paladar como tiraditos, sudados, chicharrones, entre otros. Sin embargo, el plato bandera y el más aclamado es el ceviche de pescado.
Mejor asegura tu mesa porque a partir de la 1p.m. el malecón chorrillano empieza a ocuparse por fieles comensales deseosos de probar la sazón de la tía Sonía como si fuera la primera vez.
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